martes, 2 de junio de 2009

La historia de Alejandro

COMUNICADO: Desde ADIBI (asociación de personas con discapacidad y afectados de Enfermedades Raras), siguiendo con una de nuestras metas principales como es la información, debemos haceros participe de la siguiente problemática, donde las grandes victimas son los niños.
Niños inocentes, que tienen muchas posibilidades de mejorar su calidad de vida si alzamos nuestra voz de alarma y le ofrecemos la visibilidad que se merecen.
Por esta razón, y con el objetivo de cambiar esta realidad que obliga a las familias a un continuo aislamiento socio-sanitario, os presentamos la historia de Alejandro. Una historia con nombre propio.
TODAVÍA PUEDES SALVAR A TU HIJO
Alejandro nació en Junio de 2006 en Alicante, nació y creció muy sano hasta los 15-18 meses. Era un niño “normal”, hablaba como los niños de su edad, prestaba mucha atención y se giraba cuando se le llamaba por su nombre o se le decía “tete”, hasta sus cacas eran normales. Pero poco a poco vimos como Alejandro se alejaba, dejó de hablar, nunca se giraba cuando se le llamaba, no miraba a los ojos, aleteaba sus manos, constantemente estaba enfermo, sus cacas eran bolas negras y duras como piedras.
Los pediatras nos decían que no nos preocupáramos que solo era un niño. Cambiamos de pediatra y en la primera consulta, sin decirle nosotros nada, detectó algo extraño en el niño y nos dijo que nos pusiéramos en contacto con algún neurólogo y así lo hicimos, buscamos información sobre “el mejor” y allí lo llevamos. Las pruebas que se le realizaron fueron:
-Electroencefalograma: Correcto. Resonancia Magnética craneal: Correcta. Potenciales evocados auditivos: Correcto. Las pruebas genéticas también salieron correctas.Después de llevarlo a centros de “diagnósticos de conducta y madurez” y sin saber la causa, al niño se le diagnostico un Trastorno de Espectro Autista o Trastorno Generalizado de Desarrollo “llámenle como quieran”, nos dijeron. Cuando todos los terapeutas lo “sentenciaron” y no nos dieron más armas para luchar, decidimos seguir investigando. Así conocimos a AVA (asociación para vencer el autismo), a través de su nuevo equipo médico, y pagado todo de nuestro bolsillo, analizamos metódicamente el organismo de Alejandro, de las muchísimas pruebas que le hicimos en España, Alemania y Estados Unidos lo objetivo y evidente es que:

La orina de Alejandro, entre otras cosas:
-Tiene 320 veces más Arsénico de lo “normal”; 4806,32 mcg/g de creatina cuando debería estar por debajo de 15. Entre otras esto produce cefaleas, confusión y FALLO CARDÍACO.
-Tiene 5 veces más Mercurio de lo “normal”; 5,01 mcg/g de creatina cuando debería estar por debajo de 1. Los signos de toxicidad del mercurio son primariamente NEUROLOGICOS.
Lo tejidos de Alejandro (muestra de cabello), muestran entre otras cosas que Alejandro:
-Tiene 12 veces más Mercurio de lo “normal”, 4,8 mcg/g cuando debería estar por debajo de 0,4.
El equipo médico que trata a Alejandro nos dijo “Los niveles de mercurio son tan elevados, que esto estadísticamente solo puede ser debido a una causa externa (vacunas)”. Las vacunas contienen Timerosal o Tiomersal como conservante cuya base es el mercurio.
He “suplicado” a los laboratorios, Salud pública, Consellería de Sanidad, Centro de Salud, Centro de Farmacovigilancia, Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios, etc., que me faciliten la composición exacta de los lotes de vacunas que le pusieron a Alejandro, muy pocos han atendido mi solicitud y ninguno me ha facilitado toda la información.
Lo más importante es que Alejandro está siguiendo un “Protocolo Biológico” para su desintoxicación y está dando resultados. Este tratamiento es lento pero nuestro hijo en solo un mes ha empezado a decir palabras de forma funcional, mira mucho y presta atención, hace cacas “de verdad”, duerme toda la noche del tirón, etc. Alejandro tiene muchas opciones de recuperarse, ya hemos conocido niños recuperados, hemos hablado con ellos y con sus familias y eso es lo que avala estos tratamientos. Tratamientos que tenemos que asumir económicamente las familias afectadas sin mayor apoyo de las autoridades sanitarias que su sorpresa o ignorancia.
Cada padre y cada madre es el único responsable de sus hijos SIEMPRE Y CUANDO TENGA LA INFORMACIÓN SUFICIENTE. A nosotros NADIE ABSOLUTAMENTE NADIE NOS INFORMÓ que algunas de las vacunas que le estaban inyectando a Alejandro contenía metales tóxicos y los posibles efectos de estos metales.
Ahora vosotros padres y madres sabéis lo que, ojalá yo hubiese sabido y si lo sabéis es porque un padre afectado os está informando
¿nadie más tiene la obligación de hacerlo?.
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EL MUNDO:

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Acusaciones sin fundamento

JOSÉ LUIS DE LA SERNA

Los avances en medicina se han hecho siempre basados en la ciencia.Los casos clínicos puntuales, por raros y duros que parezcan, sólo son eso: casos aislados que para asociarlos a un determinado factor de riesgo deben ser validados por los epidemiólogos. En el caso contrario, de la anécdota se pasa al folklore. En España ha pasado con el tema del Bio-Bac y con las antenas de telefonía móvil, dos asuntos con gran eco mediático que luego han sido colocados en su justo lugar por los científicos. De acuerdo con las últimas estadísticas, la prevalencia del autismo en el mundo parece que ha aumentado. Cuando una patología aumenta su incidencia siempre se tiende a buscar una razón para justificarlo. Hace ya varios años que se trata de culpar a las vacunas, sobre todo a las inyectables que tienen timerosal (mercurio). El único estudio de cierta relevancia -aunque muy criticado por su metodología- que asocia vacunas con autismo fue publicado en 1998 por The Lancet. Ninguno de los muchos trabajos que se han hecho para saber si las vacunas modernas tienen algo que ver con ese trastorno neurológico han dado positivos. Al contrario, todos han concluido de forma similar: no existe prueba alguna que fundamente la relación vacunas y autismo. No hay datos, de momento, que sostengan una acusación de esas características. Por otra parte, hace una semana se ha sabido que el estudio que en su día publicó Lancet puede ser fraudulento. El autor del trabajo había cobrado casi 82.000 euros de una institución que quería querellarse contra los laboratorios que fabrican vacunas. El editor de la revista británica ha reconocido que, sin género de dudas, de haber conocido en su día este detalle jamás hubiera publicado el trabajo. El tema es relevante y desde este mismo mes trabajan para el Instituto de Medicina (una prestigiosa organización independiente en EEUU) un panel de científicos revisando hasta la saciedad cualquier detalle sobre autismo y vacunas. En unos meses tendremos sus conclusiones. Entre tanto, los expertos insisten en que hay muchas más fuentes de mercurio en la vida real que las vacunas y que acusar a éstas sin fundamento es una grave irresponsabilidad.

José Luis de la Serna es subdirector de EL MUNDO y responsable del área de Salud.

http://www.elmundo.es/cronica/2004/437/1078148137.html

Anónimo dijo...

Sanidad asegura que ninguna vacuna provoca autismo

El Ministerio de Sanidad y Política Social asegura que no existe ningún estudio científico que certifique que el thiomersal o timerosal, derivado del mercurio utilizado en algunas vacunas, provoque daños neurológicos o autismo, como afirmó hoy el padre de un niño de Ibi (Alicante) que presenta síntomas del espectro autista.


http://www.hoysalud.es/articulo.php?id=528

Anónimo dijo...

El Fraude de la relación vacunas - autismo

...La psicosis colectiva estaba ya instalada y las tasas de vacunación de MMR cayeron a menos de 80% en Inglaterra y Estados Unidos causando un margen de mortandad insólita hasta hacía algunos años: niños fallecidos a causa del sarampión y de la rubéola.

http://espectroautista.educared.pe/2009/05/el_fraude_de_la_relacion_vacun.html

Anónimo dijo...

http://mara.blog.zm.nu/

Anónimo dijo...

Un estudio de investigación serio que echa por tierra las teorías del mercurio y las vacunas.

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/10/19/psiquiatriainfantil/1255976351.html

Anónimo dijo...

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/10/19/
psiquiatriainfantil/1255976351.html